Lo que dejó la elección presidencial de Brasil

Brasil eligió un nuevo presidente el pasado domingo 30 de octubre: Lula da Silva será el nuevo inquilino del Palacio Planalto a partir de enero, luego de vencer en segunda vuelta a Jair Bolsonaro. 

Como después de cada elección, realizamos junto a la consultora Ágora un estudio de opinión pública para conocer la evaluación de los brasileños y brasileñas sobre la experiencia de votar. Se trata de un estudio de panel online realizado luego de la primera vuelta electoral, entre los días 12 y 17 de octubre. Buscamos conocer las percepciones de los y las electoras respecto del sistema de emisión del voto (que en Brasil es electrónico), sus impresiones sobre la organización del proceso electoral y las preferencias respecto al sistema democrático, entre otros temas. 

Presentamos aquí las principales conclusiones de la investigación. El informe está dividido en cinco bloques temáticos: el sistema electoral, la previa a las elecciones, la jornada electoral, el día después de la elección y algunas conclusiones preliminares

Al final, pueden descargar el informe completo. 

1. Sistema electoral

Los niveles de conformidad con el sistema electoral son más negativos que positivos: un 65% considera a la forma de votar en el país entre regular negativa y muy mala.

Los niveles de confianza se reparten en partes iguales: una mitad de la población confía en la forma de votar mientras que la otra desconfía. La variable explicativa que parecería ayudarnos a comprender el fenómeno es la identidad política: a medida que el votante se identifica más hacia la derecha confía menos en el sistema electoral. No deja de ser sintomático que el 50/50 de confianza en el sistema electoral sea casi idéntico al resultado electoral de la segunda vuelta. Algo similar sucede con la evaluación sobre la transparencia de los resultados, que también se reparten entre mitades y cuya variación se explica también por la identidad política.

Pese a los niveles de desconfianza, una mayoría significativa (63%) considera que no hay que hacer grandes modificaciones a la forma de votar y que en Brasil se vota mejor en relación a otros países de la región (75%). Esto es, sin dudas, una de las sorpresas del estudio: la conformidad tiene un anclaje partidario, pero no hay apoyo para su modificación. El sistema de emisión del voto que implementó Brasil tiene altos niveles de aceptación: un 67% lo prefiere frente a la boleta de papel. Aquí también pueden verse alineamientos ideológicos: el 100% de quienes dicen haber votado a Lula se manifiesta a favor del voto electrónico, mientras que en votantes de Bolsonaro ese número cae al 31%. 

2. Previo a las elecciones

En la previa a las elecciones, se registraron altos niveles de información en el electorado respecto de qué se votaba, cuáles eran las opciones y cómo se votaba: todo por encima del 80%. Los niveles elevados de información concuerdan con la penetración de la información de campaña electoral: el 81% recuerda haber visto publicidad electoral durante la campaña. Resultado esperable, sin dudas, en virtud de la relevancia que le dan los actores políticos al proselitismo constante y sostenido, incluso el día previo a los comicios. En elecciones, Brasil es un país en campaña permanente.

Si bien la televisión no es el principal medio elegido por los brasileños para informarse es el medio en el que más recuerdan haber visto publicidad electoral, por encima incluso de las redes sociales. Entre estas, se destacan Facebook e Instagram. Un poco más de la mitad de los brasileños y brasileñas recuerda haber visto publicidad electoral en la calle, lo cual habla de una incidencia destacada de las maquinarias partidarias con extensión territorial a la vieja usanza. 

3. Jornada electoral

En lo que respecta a la experiencia de haber ido a votar, hay altos niveles de conformidad general, tanto con la experiencia, la accesibilidad al lugar de votación como con la disponibilidad de la oferta. El 7% manifiesta haber tenido algún inconveniente en el proceso de votación. A diferencia de lo encontrado en el análisis de Chile, en este caso la valoración sobre la resolución de esos inconvenientes en manos de las autoridades de mesa fue más negativo que positivo.

Por fuera de estas particularidades, la evaluación general de la jornada electoral es más positiva que negativa en todas las dimensiones analizadas. Las críticas relevadas hacia el proceso hacen foco  en el tiempo de votación una vez en el establecimiento, así como en la presencia y actuación de fuerzas de seguridad en el lugar. Si bien en ambos casos la valoración  es más positiva que negativa, son los únicos dos aspectos que cosechan niveles sensiblemente superiores de negatividad respecto de los otros incluidos en el cuestionario. Sí encontramos  una particularidad geográfica extra: es en la zona centro-oeste de Brasil donde se encontraron la mayoría de los inconvenientes a la hora de votar. Es la región del país  con peor evaluación de las condiciones generales de votación.

La recepción de los resultados electorales despertaron un alto nivel de interés: casi la totalidad de encuestados y encuestadas dijo haber estado pendiente de los resultados y las noticias posteriores. Más del 50%, sin embargo, reconoció sentimientos negativos después del resultado, entre el miedo, el enojo y la tristeza. Acá también encontramos una importante diferencia respecto de Chile: hay una grieta más grande entre ganadores y perdedores.

4. Post electoral

Casi la mitad del electorado (48%) tiene poca o nula confianza en el resultado de las elecciones. Un tercio cree que el resultado de la elección no refleja lo que efectivamente votó la ciudadanía. 

La desconfianza con los resultados parecería tener una explicación más bien ideológico-política: más del 80% de quienes manifestaron haber votado a Bolsonaro tienen entre poca y ninguna confianza en el resultado electoral. En cambio, los votantes de Lula manifestaron luego de la primera vuelta electoral un elevado nivel de confianza en el resultado (más del 90%). El mismo fenómeno se produce si lo miramos por identificación partidaria: mientras más a la derecha se identifica el elector o la electora, más posible es que desconfíe del resultado de la elección. Esto, sin dudas, guarda relación con los hallazgos analizados en torno al sistema electoral y a la jornada propiamente dicha.

5. Conclusiones

La desconfianza en el sistema electoral y en los resultados que arrojaron las elecciones en Brasil parecería tener una explicación política e ideológica: los niveles de conformidad con el sistema son significativamente altos en votantes de Lula y significativamente bajos en votantes de Bolsonaro. El mismo fenómeno se produce sobre la confianza en el resultado de las elecciones. 

La experiencia de votación y la información previa a las elecciones, sin embargo, es evaluada positivamente por los y las electoras. 

Esa desconfianza inicial en el sistema electoral produjo un dato realmente llamativo: casi un tercio de la población cree que el resultado de la elección no reflejó lo que efectivamente votó la ciudadanía. 

Si en Chile habíamos encontrado un problema respecto a la representatividad de la oferta electoral, en Brasil encontramos problemas sobre la legitimidad de los resultados, especialmente en quienes se manifestaron más cercanos a la figura de Jair Bolsonaro. 

El informe completo lo podés ver aquí:

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